martes, 17 de febrero de 2015

Concepto de belleza prehistórica basado en la fertilidad y la salud


Como es de acostumbrarse, en la actualidad la belleza, salud y fertilidad son conceptos sobre valuados que se pueden conseguir bajo algún costo económico. Muchas personas piensan que ser bello es tener una nariz bien perfilada, cuerpo atlético y un cabello sedoso, otras ven la fertilidad como algo sin importancia y simplemente utilizan métodos anticonceptivos para terminar de arruinar su salud, que si bien es cierto, si se tiene dinero se puede ser saludable, pero, aún teniendo riquezas si un órgano te falla no hay dinero que te salve.

En la prehistoria el hombre no se fijaba en que tan bonito o bonita eras físicamente, para el hombre de esa época esas tres características se completaban formando un triángulo equilatero. Ya se sabe que el hombre y la mujer está encargados de procrear y hacer crecer la población mundial, el hombre y la mujer primitivos no estaban nada lejos de aceptar ese compromiso, estaban encargados de aumentar la población y se tomaban muy en serio esto. 

Para comenzar, el hombre primitivo buscaba en su pareja la posibilidad real, de poder reproducirse y asegurar que el intento no fuera en vano. Buscaban a la mujer no delgada, guapísima y con un escultural cuerpo, ellos querían a una mujer de caderas amplias o anchas porque eso era casi garantizar que el tiro sería certero. Aún con sus pocos conocimientos o acciones de una persona racional, ellos sabían cuando una mujer tenía una excelente salud; no enfermarse era algo que debía calificar para una buena mujer fértil. Todo lo anterior va de la mano con algo muy curioso para nosotras las mujeres y es ¿Porqué somos tan observadoras de fijarnos en el trasero de un hombre? Esto obedece a una costumbre prehistórica y es que, en ese tiempo la mujer se fijaba en los glúteos de su hombre porque si era "nalgón" era símbolo de tener las piernas fuertes y eso lógicamente lleva al pensamiento cognitivo de ser un buen cazador. Si un hombre es buen cazador eso nos lleva a que llevaría a su cueva alimento bueno; así ambos estarían fuertes y saludables en especial la mujer, porque si razonamos en el hecho de que un hombre conquista a una mujer ahora con tonteritas como rosas, chocolates o un iPhone, obviamente, antes las conquistaban con una buena presa o una excelente casería. Entonces al tener claro éste punto de que el hombre proveía alimento para que su mujer estuviera saludable, ella acepta al muchacho y pasa lo que debe de pasar, inician su ritual de reproducción humana. 

Para el hombre primitivo, que la mujer diera a luz a un nuevo ser era increíble y por esto es que ahora conocemos a la "Venus prehistórica", porque para ellos poblarse y crecer en población era importante y esto era motivo para que se les pudiera representar en su mayo esplendor, la etapa de gestación o embarazo.

Al visualizar la imagen de la Venus prehistórica vemos que tiene el cuerpo gordo o deforme, con unos grandes senos que se miran desbordados de la forma en que ahora las mujeres los manejamos.

Eso muy probablemente se debía a que lo hicieron con imagen y semejanza al de una mujer embarazada. Ésto era belleza para el hombre primitivo.

En la actualidad como estamos estallados en población nuestra principal prioridad (por lo menos para algunos) es disfrutar la sexualidad sin esa necesidad casi obligatoria de reproducirse de manera descomunal. Eso sería para los que son conscientes, para los que saben y sin embargo no les importa, se reproducen cual si fueran conejos o un roedor. Que conste, ésto es a criterio propio y cada quién sabe como sobre llevar cada situación.

Portillo Araujo, Lorena María

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Lorena Araujo. 

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