El neorromanticismo fue un movimiento artístico
desarrollado en Franciaa en los
años 1920-1930 y posteriormente en Gran Bretaña entre 1930-1950.
El primer grupo de artistas neorrománticos surgió en París de la mano
de Christin Bérardy los emigrantes rusos Pavel Tchelitchew y los
hermanos Eugéne y Leonid Berman. Su
obra se caracteriza por la elaboración de imágenes fantásticas, con paisajes
desolados y figuras trágicas, con influencia del surrealismo y la pintura metafísica.
Con posterioridad surgió un nuevo grupo en Inglaterra de la
mano de Jhon Minton, que estudió en París con Tchelitchew, y artistas
como Paul Nash, Jon Piper, Graham Sutherland, Keith Vaughan y Michael Ayrton. Los ingleses realizaron obras de igual
carácter triste y melancólico, pero con temas y estilos propios, inspirados en
el paisaje inglés, la arquitectura gótica, las leyendas artúricas y el prerraafaelismo.
El Neoclasicismo también era
expresión del pensamiento de la iliustración. No hay
que olvidar los ataques que Diderot dirigía a Boucher, representante del rococó. Para el
enciclopedista, debía preferirse en arte el estilo sereno del arte antiguo. En
torno al año 1760, Diderot afirmaba que la función del arte era reeducar y hacer que la virtud pareciera atractiva, el vicio odioso y el ridículo estrepitoso. Las obras por lo
tanto debían tener una intención didáctica y
moralizante, lo cual viene ejemplificado en las obras de Jean Baptiste Greuze (1725-1805),
aún enmarcadas estilísticamente en el rococó.
Los europeos del siglo XVIII veían en aquella
Antigüedad clásica una época de esplendor, de virtudes éticas que, si se
introducían en la sociedad de la época, podría ayudar a regenerarla. Para
Winckelmann el ideal estaba más bien en la lo V a.C. mientras
que la Francia de la época revolucionaria se fijaba más en la Antigua Roma: la republicana durante el imperio revolucionario, y luego el Impero de le Césares durante el período napoleónico.
Esa época se intentó revivir en diversos
aspectos, incluido el arte y la pintura. Cada movimiento artístico
«neo»-clasicista selecciona algunos modelos entre todos los clásicos posibles
que están a su disposición, e ignoran otros. El problema que se encontraron los
pintores fue que la pintura de la Antigua Grecia, a diferencia de lo que ocurría con la arquitectura o escultura, estaba perdida irremisiblemente; así que los
pintores neoclásicos la revivieron imaginariamente, en parte a través de frisos en bajorrelieve aunque
era difícil superar su carencia de color, mosaicos y
pintura sobre cerámica y en
parte a través de los ejemplos de pintura y decoración del Alto Renacimiento de
la generación de Rafael, frescos en la Domus Aurea de Nerón, Pompeya y Herculano y a
través de una renovada admiración por Nicolas Poussini. Gran parte de la pintura «neoclásica» no es
más que clasicista en su tema.
Lorena María Portillo Araujo
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Lorena Araujo.
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